miércoles, 13 de octubre de 2010

Amarse demasiado

Autor: Jorge Bucay

“Algunas personas “aman demasiado”, a veces hasta tal punto, que dan todo quedándose con una amarga sensación de vacío.
La pareja vendría a llenar ese agujero que tales personas sienten, pasando a ser imprescindibles. Con la presencia de ellos desaparecería la sensación de vacío, reemplazándose por una ilusión de completud.

En estas parejas suele pasar que se borran las diferencias entre ambos, mimetizándose, comenzando a establecerse un vínculo donde cada uno tendría que colmar todas las necesidades y deseos del otro.

El riesgo es que el otro se vuelva tan importante que no se pueda “vivir sin él o ella”, o mejor dicho, que su ausencia (aunque sea temporal) produzca mucha angustia y sensación de abandono. Es común ver que en estas relaciones hay cierta dependencia, necesitando añadir várias cosas para disimular la distancia, por ejemplo: llamarse varias veces al día, hacerse regalos (cartas, caramelos, detalles), hacer las mismas actividades, ¿compartir todo? o ¿imposibilidad de despegarse?

Esto que parece normal en una primera etapa del enamoramiento, puede volverse un problema en otros momentos de la relación.
Pues con frecuencia aparecen los controles, las demandas excesivas de atención, los celos desmesurados, se cierra el círculo de amigos porque “como se aman deben” estar siempre juntos… Cada vez el vínculo se hace más simbiótico y la menor señal de autonomía se vivencia como una herida profunda y/o como un acto de desamor. Con el tiempo uno de los dos se convierte en el dador y el otro en el receptor; la pareja se torna despareja. En consecuencia, ambos se pierden la posibilidad de pedir, de extrañarse, se ser distintos, de ser uno mismo y de estar uno con el otro pero de verdad.
Me refiero a esto de “quisiera o me gustaría ir al cine contigo”, “tengo ganas de llamarte” y no “es obvio que al cine vamos juntos”, “es rutina que a tal hora nos llamemos por teléfono”. La mayoría de las veces estas órdenes no son verbalizadas pero implícitamente están, por eso que mencioné antes, si a uno de los dos se le ocurre ir solo al cine con amigos se interpreta como que algo anda mal en la pareja, dando lugar a peleas, confusiones y demás menesteres.
En estas relaciones se pierde esto de ser dos individualidades compartiendo un mismo rumbo, se confunden, se fusionan y actúan como si fueran uno solo.”

Quisiera añadir además del texto, unas frases que resumen todo lo anterior:

“Yo soy yo.
Tú eres tú.
Yo no estoy en este mundo para llenar todas tus expectativas.
Y sé que tú no estás en este mundo para llenar todas las mías.
Por que yo soy yo y tú, eres tú.
Y cuando tú y yo nos encontramos es hermoso;
y cuando encontrándonos, no nos encontramos… no hay nada que hacer”

( parafraseando a P. Fritz )


2 comentarios:

Anónimo dijo...

El individuo se funde en la apreja, es una union de poderes donde unos ganan mas que otros, es química que nos duele o nos place.

Anónimo dijo...

"El apego puede prevenirse. Bajo determinadas circustancias, podemos crear inmunidad a las adicciones afectivas y relacionarnos de una manera más tranquila y clara. Siempre podemos estar afectivamente mejor. Si tu pareja está bien constituida, aún puedes fortalecerla más; y si tiene deficiencias no muy graves, puedes mejorarla. El mejoramiento afectivo es un proceso continuo que no puede descuidarse.

Los tres principios que se presentan a continuación permiten desarroyar una actitud de anti-apego; es decir, un estilo de vida orientado a fomentar la independencia psicológica sin dejar de amar. Por desgracia, nuestra cultura no los enseña de una manera programada y coherente porque, paradójicamente, LA LIBERTAD ES UNO DE LOS VALORES MÁS RESTRINGIDOS.

El primer principio es el de la esploración, o el arte de no poner todos los huevos en la misma canasta; el segundo es el de la autonomía, o el arte de ser autosuficiente sin ser narcisista; y el tercero es el principio del sentido de vida o el arte de alejarse de lo mundano. La aplicación de cada uno de ellos hará tambalear los esquemas responsables de la adicción afectiva, pero si la aplicación es conjunta, el impacto psicológico será óptimo. Una persona audaz, libre y realizada es un ser que le ha ganado la batalla a los apegos.

La inmunidad a la adicción afectiva sólo puede alcanzarse cuando todos nuestros papeles estén debidamente equilibrados. Somos mucho más que esposo/esposa o novio/novia. Si vivo exclusivamente para mi pareja, si reduzco todas mis opciones de alegría y felicidad a la relación, destruyo mis posibilidades en otras áreas, las cuales también son importantes para mi crecimiento interior.

Cuando se logra la madurez afectiva, el acto de amar no es tan cautivante como para anularnos, ni tan distante como para enfriarnos. Se obtiene un punto medio, el lugar equidistante, en el que el amor existe y deja vivir".

WALTER RISO