miércoles, 29 de septiembre de 2010

viernes, 24 de septiembre de 2010

El Caballero Sir Galahad

Es una laaaarga historia pero merece la pena leerla.

Esta historia nos lleva a la época del Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, tiempo de hechicería y castillos de puentes levadizos, tiempo de intrigas y batallas heroicas, tiempo de dragones mágicos que arrojan fuego por la boca y de paladines de honor y valor ilimitados.
El rey Arturo había enfermado. En tan solo dos semanas su debilidad lo había postrado en su cama y ya casi no comía. Todos los médicos de la corte fueron llamados para curar al monarca pero nadie había podido diagnosticar su mal. Pese a todos los cuidados, el buen rey empeoraba.
Una mañana, mientras los sirvientes aireaban la habitación donde el rey yacía dormido, uno de ellos le dijo a otro con tristeza:
—Morirá…
En el cuarto estaba Sir Galahad, el más heroico y apuesto de los caballeros de la mesa redonda y el compañero de las grandes lides de Arturo.
Galahad escuchó el comentario del sirviente y se puso de pie como un rayo, tomó al sirviente de las ropas y le gritó:
—Jamás vuelvas a repetir esa palabra, ¿entiendes? El rey vivirá, el rey se recuperará…. Solo necesitamos encontrar al médico que conozca su mal, ¿oíste?
El sirviente, temblando, se animó a contestar:
—Lo que pasa, Sir, es que Arturo no está enfermo, está embrujado.
Eran épocas donde la magia era tan lógica y natural como la ley de gravedad.
—¿Por qué dices eso, maldición! —preguntó Galahad.
—Tengo muchos años, mi señor, y he visto decenas de hombres y mujeres en esta situación, solamente uno de ellos ha sobrevivido.
—Eso quiere decir que existe una posibilidad… Dime cómo lo hizo ése, el que escapó de la muerte.
—Se trata de conseguir un brujo más poderoso que el que realizó el conjuro; si eso no se hace, el hechizado muere.
—Debe haber en el reino un hechicero poderoso —dijo Galahad—, pero si no está en el reino lo iré a buscar del otro lado del mar y lo traeré.
—Que yo sepa hay solamente dos personas tan poderosas como para curar a Arturo, Sir Galahad; uno es Merlín, que aún en el caso de que se enterara tardaría dos semanas en venir y no creo que nuestro rey pueda soportar tanto.
—¿Y la otra?
El viejo sirviente bajó la cabeza moviéndola de un lado a otro negativamente.
—La otra es la bruja de la montaña… Pero aun cuando alguien fuera suficientemente valiente para ir a buscarla, lo cual dudo, ella jamás vendría a curar al rey que la expulsó del palacio hace tantos años.
La fama de la bruja era realmente siniestra. Se sabía que era capaz de transformar en su esclavo al más bravo guerrero con solo mirarlo a los ojos; se decía que con solo tocarla se le helaba a uno la sangre en las venas; se contaba que hervía a la gente en aceite para comerse su corazón.
Pero Arturo era el mejor amigo que Galahad tenía en su vida, había batallado a su lado cientos de veces, había escuchado sus penas más banales y las más profundas. No había riesgo que él no corriera por salvar a su soberano, a su amigo y a la mejor persona que había conocido.

Galahad calzó su armadura y montando su caballo se dirigió a la montaña Negra donde estaba la cueva de la bruja.
Apenas cruzó el río, notó que el cielo empezaba a oscurecerse. Nubes opacas y densas perecían ancladas al pie de la montaña. Al llegar a la cueva, la noche parecía haber caído en pleno día.
Galahad desmontó y caminó hacia el agujero en la piedra. Verdaderamente, el frío sobrenatural que salía de la gruta y el olor fétido que emanaba del interior lo obligaron a replantear su empresa, pero el caballero resistió y siguió avanzando por el piso encharcado y el lúgubre túnel. De vez en cuando, el aleteo de un murciélago lo llevaba a cubrirse instintivamente la cara.
A quince minutos de marcha, el túnel se abría en una enorme caverna impregnada de un olor acre y de una luz amarillenta generada por cientos de velas encendidas. En el centro, revolviendo una olla humeante, estaba la bruja.
Era una típica bruja de cuento, tal y como se la había descripto su abuela en aquellas historias de terror que le contaba en su infancia para dormir y que lo desvelaban fantaseando la lucha contra el mal que emprendería cuando tuviera edad para ser caballero de la corte.
Allí estaba, encorvada, vestida de negro, con las manos alargadas y huesudas terminadas en larguísimas uñas que parecían garras, los ojos pequeños, la nariz ganchuda, el mentón prominente y la actitud que encarnaba el espanto.
Apenas Galahad entró, sin siquiera mirarlo la bruja le gritó:
—¡Vete antes de que te convierta en un sapo o en algo peor!
—Es que he venido a buscarte —dijo Galahad—, necesito ayuda para mi amigo que está muy enfermo.
—Je… je… je… —rió la bruja—. El rey está embrujado y a pesar de que no he sido yo quien ha hecho el conjuro, nada hay que puedas hacer para evitar su muerte.
—Pero tú… tú eres más poderosa que quien hizo el conjuro. Tú podrías salvarlo —argumentó Galahad.
—¿Por qué haría yo tal cosa? —preguntó la bruja recordando con resentimiento el desprecio del rey.
—Por lo que pidas —dijo Galahad—, me ocuparé personalmente de que se te pague el precio que exijas.
La bruja miró al caballero. Era ciertamente extraño tener a semejante personaje en su cueva pidiéndole ayuda. Aun a la luz de las velas Galahad era increíblemente apuesto, lo cual sumado a su porte lo convertía en una imagen de la gallardía y la belleza.
La bruja lo miró de reojo y anunció:
—El precio es este: si curo al rey y solamente si lo curo….
—Lo que pidas… —dijo Galahad.
—¡Quiero que te cases conmigo!
Galahad se estremeció. No concebía pasar el resto de sus días conviviendo con la bruja, y sin embargo, era la vida de Arturo. Cuántas veces su amigo había salvado la suya durante una batalla. Le debía no una, sino cien vidas… Además, el reino necesitaba de Arturo.
—Sea —dijo el caballero—, si curas a Arturo te desposaré, te doy mi palabra. Pero por favor, apúrate, temo llegar al castillo y que sea tarde para salvarlo.
En silencio, la bruja tomó una maleta, puso unos cuantos polvos y brebajes en su interior, recogió una bolsa de cuero llena de extraños ingredientes y se dirigió al exterior, seguida por Galahad.
Al llegar afuera, Sir Galahad trajo su caballo y con el cuidado con que se trata a una reina ayudó a la bruja a montar en la grupa. Montó a su vez y empezó a galopar hacia el castillo real.

Una vez en el castillo, gritó al guardia para que bajara el puente, y éste con reticencia lo hizo.
Franqueado por la gente de aquella fotrtaleza que murmuraba sin poder creer lo que veía o se apartaba para no cruzar su mirada con la horrible mujer, Galahad llegó a la puerta de acceso a las habitaciones reales.
Con la mano impidió que la bruja se bajara por sus propios medios y se apuró a darle el brazo para ayudarla. Ella se sorprendió y lo miró casi con sarcasmo.
—Si es que vas a ser mi esposa —le dijo— es bueno que seas tratada como tal.
Apoyada en el brazo de él, la bruja entró en la recámara real. El rey había empeorado desde la partida de Galahad; ya no despertaba ni se alimentaba.
Galahad mandó a todos a abandonar la habitación. El médico personal del rey pidió permanecer y Galahad consintió.
La bruja se acercó al cuerpo de Arturo, lo olió, dijo algunas palabras extrañas y luego preparó un brebaje de un desagradable color verde que mezcló con un junco. Cuando intentó darle a beber el líquido al enfermo, el médico le tomó la mano con dureza.
—No —dijo—. Yo soy el médico y no confío en brujerías. Fuera de…
Y seguramente habría continuado diciendo “…de este castillo”, pero no llegó a hacerlo; Galahad estaba a su lado con la espada cerca del cuello del médico y la mirada furiosa.
—No toques a esta mujer —dijo Galahad—; y el que se va eres tú… ¡Ahora! —gritó.
El médico huyó asustado. La bruja acercó la botella a los labios del rey y dejó caer el contenido en su boca.
—¿Y ahora? —preguntó Galahad.
—Ahora hay que esperar —dijo la bruja.
Ya en la noche, Galahad se quitó la capa y armó con ella un pequeño lecho a los pies de la cama del rey. Él se quedaría en la puerta de acceso cuidando de ambos.
A la mañana siguiente, por primera vez en muchos días, el rey despertó.
—¡Comida! —gritó— Quiero comer…Tengo mucha hambre.
—Buenos días majestad —saludó Galahad con una sonrisa, mientras hacía sonar la campanilla para llamar a la servidumbre.
—Mi querido amigo —dijo el rey—, siento tanta hambre como si no hubiese comido en semanas.
—No comiste en semanas —le confirmó Galahad.
En eso, a los pies de su cama apareció la imagen de la bruja mirándolo con una mueca que seguramente reemplazaba en ese rostro a la sonrisa. Arturo creyó que era una alucinación. Cerró los ojos y se los refregó hasta comprobar que, en efecto, la bruja estaba allí, en su propio cuarto.
—Te he dicho cientos de veces que no quería verte cerca de palacio. ¡Fuera de aquí! —ordenó el rey.
—Perdón majestad —dijo Galahad—, debes saber que si la echas me estás echando también a mí. Es tu privilegio echarnos a ambos, pero si se va ella me voy yo.
—¿Te has vuelto loco? —preguntó Arturo— ¿Adónde irías tú con este monstruo infame?
—Cuidado alteza, estás hablando de mi futura esposa.
—¿Qué? ¿Tu futura esposa? Yo he querido presentarte a las jóvenes casaderas de las mejores familias del reino, a las princesas más codiciadas de la región, a las mujeres más hermosas del mundo, y las has rechazado a todas. ¿Cómo vas ahora a casarte con ella?
La bruja se arregló burlonamente el pelo y dijo:
—Es el precio que ha pagado para que yo te cure.
—¡No! —gritó el rey— Me opongo. No permitiré esta locura. Prefiero morir.
—Está hecho, majestad —dijo Galahad.
—Te prohibo que te cases con ella —ordenó Arturo.
—Majestad —contestó Galahad—, existe solo una cosa en el mundo más importante para mí que una orden tuya, y es mi palabra. Yo hice un juramento y me propongo cumplirlo. Si tú te murieses mañana, habría dos eventos en un mismo día.
El rey comprendió que no podía hacer nada para proteger a su amigo de su juramento.
—Nunca podré pagar tu sacrificio por mí, Galahad, eres más noble aún de lo que siempre supe. —El rey se acercó a Galahad y lo abrazó—. Dime aunque sea qué puedo hacer por ti.
A la mañana siguiente, a pedido del caballero, en la capilla del palacio el sacerdote casó a la pareja con la única presencia de su majestad el rey. Al final de la ceremonia, Arturo entregó a Sir Galahad su bendición y un pergamino en el que cedía a la pareja los terrenos del otro lado del río y la cabaña en lo alto del monte.
Cuando salieron de la capilla, la plaza central estaba inusualmente desierta; nadie quería festejar ni asistir a esa boda; los corrillos del pueblo hablaban de brujerías, de hechizos trasladados, de locura y de posesión…
Galahad condujo el carruaje por los ahora desiertos caminos en dirección al río y de allí por el camino alto hacia el monte.
Al llegar, bajó presuroso y tomando a su esposa amorosamente por la cintura la ayudó a bajar del carro. Le dijo que guardaría los caballos y la invitó a pasar a su nueva casa.
Galahad se demoró un poco más porque prefirió contemplar la puesta del sol hasta que la línea roja terminó de desaparecer en el horizonte. Entonces Sir Galahad tomó aire y entró.
El fuego del hogar estaba encendido y, frente a él, una figura desconocida estaba de pie, de espaldas a la puerta. Era la silueta de una mujer vestida en gasas blancas semitransparentes que dejaban adivinar las curvas de un cuerpo cuidado y atractivo.
Galahad miró a su alrededor buscando a la mujer que había entrado unos minutos antes, pero no la vio.
—¿Dónde está mi esposa? —preguntó.
La mujer giró y Galahad sintió su corazón casi salírsele del pecho. Era la más hermosa mujer que había visto jamás. Alta, de tez blanca, ojos claros, largos cabellos rubios y un rostro sensual y tierno a la vez. El caballero pensó que se habría enamorado de aquella mujer en otras circunstancias.
—¿Donde está mi esposa? —repitió, ahora un poco más enérgico.
La mujer se acercó un poco y en un susurro le dijo:
—Tu esposa, querido Galahad, soy yo.
—No me engañas, yo sé con quién me casé —dijo Galahad— y no se parece a ti en lo más mínimo.
—Has sido tan amable conmigo, querido Galahad, has sido cuidadoso y gentil conmigo aun cuando sentías que aborrecías mi aspecto, me has defendido y respetado tanto como nadie lo hizo nunca, que te creo merecedor de esta sorpresa… La mitad del tiempo que estemos juntos tendré este aspecto que ves, y la otra mitad del tiempo, el aspecto con el que me conociste… —la mujer hizo una pausa y cruzó su mirada con la de Sir Galahad—. Y como eres mi esposo, mi amado y maravilloso esposo, es tu privilegio tomar esta decisión: ¿Qué prefieres, esposo mío? ¿Quieres que sea ésta de día y la otra de noche o la otra de día y ésta de noche?
Dentro del caballero el tiempo se detuvo. Este regalo del cielo era más de lo que nunca había soñado. Él se había resignado a su destino por amor a su amigo Arturo y allí estaba ahora pudiendo elegir su futura vida. ¿Debía pedirle a su esposa que fuera la hermosa de día para pasearse ufanamente por el pueblo siendo la envidia de todos y padecer en silencio y soledad la angustia de sus noches con la bruja? ¿O más bien debía tolerar las burlas y desprecios de todos los que lo vieran del brazo con la bruja y consolarse sabiendo que cuando anocheciera tendría para él solo el placer celestial de la companía de esta hermosa mujer de la cual ya se había enamorado?
Sir Galahad, el noble Sir Galahad, pensó y pensó y pensó, hasta que levantó la cabeza y habló:
—Ya que eres mi esposa, mi amada y elegida esposa, te pido que seas… la que tú quieras ser en cada momento de cada día de nuestra vida juntos…

Cuenta la leyenda que cuando ella escuchó esto y se dio cuenta de que podía elegir por sí misma ser quien ella quisiera, decidió ser todo el tiempo la más hermosa de las mujeres.

Cuentan que desde entonces, cada vez que nos encontramos con alguien que, con el corazón entre las manos, nos autoriza a ser quienes somos, invariablemente nos transformamos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Patito feo o... mariposa

Que sensación tan mala, cuando te sientes como un patito féo... aunque te digan mariposa, ¿verdad?.
Si te sientes así a veces, ésta canción es para compartirla contigo. Va dedicada a tí.



Como ya ha salido por ahí en los comentarios, en otra ocasión tocaremos el tema de los complejos.

un saludo y no percibas en tí complejo alguno... SOL.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¡¡¡ HAY QUE BUSCARSE UN AMANTE !!!!

Artículo buenísimo (al menos a mi me encanta) encontrando buceando por ahí en la red, que de una manera sencilla nos dice una vez más lo que todos ya sabemos, pero que nos gusta nos vuelvan a repetir.

BÚSCATE UN AMANTE
Autor: Jorge Bucay

Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.

Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.

Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro: "Depresión" y la infaltable receta del antidepresivo de turno. Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan: ES UN AMANTE.

Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica! Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más. A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición: Amante es: "Lo que nos apasiona". Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.

A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby...

En fin, es "alguien" o "algo" que nos pone de "novio con la vida" y nos aparta del triste destino de durar. Y qué es durar? - Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia.

Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana. Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, se tú también un amante y una protagonista... de la vida.

Piensa que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie. Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante...

La psicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:

¡PARA ESTAR CONTENTO, ACTIVO, Y SENTIRSE FELIZ, HAY QUE ESTAR DE NOVIO CON LA VIDA!


Conclusión: ¡HAY QUE BUSCARSE UN AMANTE!... jajajajajaja, conclusión e ideas que por cierto, hace años que vengo divulgando y aconsejando a personas en las que de alguna manera, percibes la falta de "música" en su vida.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Tengo defectos.............


Una anciana señora china poseía dos grandes baldes, suspendidos en cada extremo de una vara, que ella cargaba en su espalda. Uno de los baldes estaba roto y el otro era perfecto.
Este último estaba siempre lleno de agua al fin de la larga caminata desde el torrente hasta la casa, en cuanto el roto llegaba medio vacio. Por largo tiempo esto fué así, con la señora que llegaba a la casa con solamente un balde y medio de agua.

Naturalmente el balde perfecto estaba muy orgulloso de su própio resultado y el pobre balde rajado tenia vergüenza de su defecto, de lograr hacer solo la mitad de aquello que deberia hacer.
Depues de dos años, reflexionando sobre su própia y amarga derrota por estar deteriorado, el balde hablo con la señora durante el camino:
-Tengo vergüenza de mi mismo, porque esta rotura que tengo me hace perder la mitad del agua durante el camino hasta tu casa.
La anciana sonrió:
-¿Has observado que lindas flores hay solamente en tu lado del camino?
Yo siempre supe de tu defecto y por esto plante semillas de flores en tu lado del camino. Y todos los dias, cuando regresabamos, tu las regabas. Durante dos años pude recojer aquellas bellisimas flores para adornar la mesa.
¡Si tu no fueras como eres, yo no habría tenido aquellas maravillas en mi casa!
Cada uno de nosotros tenemos algún defecto. Pero el defecto que cada uno de nosotros tiene, es el que hace que nuestra convivencia sea interesante y gratificante.

Es preciso aceptar a cada uno por lo que es ... Y descubrir lo que hay de bueno en él.
Por lo tanto, mi “defectuoso” amigo, ten un buen dia y recuerda de regar las flores de tu lado del camino.
Comenta este post con tus “defectuosos” amigos, sin olvidar que “defectuoso” también es quien lo ha escrito!!!

Este post lo que propone es un juego, al que vosotros debereis, siempre que querais, jugar.
El juego lo que propone es lo siguiente.
Cada uno deberá poner su o sus defectos, y despues cada uno de los que opinamos y posteamos, deberemos averiguar que flores son las que riega y mantienen con vida gracias a esos defectos.

"Los defectos, como las pajas, sobrenadan en la superficie; el que quiere encontrar perlas, debe sumergirse"

viernes, 10 de septiembre de 2010

FANTASÍAS SEXUALES


Muchos de los comentarios han desembocado en tocar un tema, como nó: sexual, pero estoy seguro de que a todos nos gusta y ... hace gracia, por ejemplo.

FANTASÍAS SEXUALES
Autor: desconocido

Una de las fantasías sexuales de muchas mujeres es hacer el amor de forma salvaje. Llegar a casa...que tu marido esté preparando la cena...(bueno, esto de por sí solo ya sería una fantasía) acercarte al él por detrás, arrancarle el delantal y hacerlo en la mesa de la cocina... ¿Pero os imagináis esto en la vida real? con las piernas colgando, clavándote un tenedor en la nuca, y desollándote el culo con el rallador del pan?..
Estas cosas nos pasan por intentar copiar lo que vemos en las películas, por ejemplo, la típica fantasía de mezclar sexo y comida, como en "Nueve semanas y media" con las fresas, el melocotón en almíbar... vamos a ver: ¿qué tiene de sexy hacer macedonia encima de tu pareja? porque el almíbar tiene una característica muy poco erótica, a los tres minutos se seca... y se queda como el Loctite. Claro!!! como en la película cortan.... pero a ti te toca irte a la ducha.. con la cabeza pegada a la de tu marido, con el culo en pompa y caminando hacia atrás...que parecemos dos siameses...

Otra fantasía muy típica es grabarse en video, me contó una amiga que daba mucho morbo. Así que lo probamos: es supererótico....hasta que te ves...tu marido te pone la cinta todo emocionado, y cuando ves dos cuerpos abrazados....¡¡gordos!!, dices:
Paco, te has equivocado de cinta, eso es un combate de sumo.
No cariño, somos nosotros, es que la cámara engorda.
¿Que engorda? ¿Y la mesilla de noche porqué no engorda?

Pero la muestra más clara de que las fantasías nunca deberían llevarse a cabo es cuando tu marido se empeña en hacer el amor en la bañera. Aquí la fantasía es conseguir hacerlo sin romperte nada. Para empezar...muy, pero que muy erótico.... no es. El se mete, y se queda encajado en la bañera, con las rodillas en las orejas, y el periscopio intentando asomarse. Y va el cachondo y te dice: ¡¡Venga, metete!!
Y claro, como él ha cogido el mejor sitio, a ti te toca poner el culo encima del tapón y que te dé el grifo en la nuca. Y entonces empieza a moverse todo apasionado. ¡Y se monta allí una marejada...! ¡Chaf, chaf...! Aquello parece "La Tormenta Perfecta"...

Lo malo es que el que está en la bañera no es George Clooney, es el capitán Pescanova.

Entonces te dice: Vamos a probar otra postura, ponte tú encima!

en ese momento se sale el tapón y el desagüe te hace ventosa... y piensas "este ha organizado un trío sin avisarme" Y cuando te das cuenta de que es el tapón le dices:
¡¡Que se sale el agua, que se sale el agua!!
Y él: No te muevas, busca el tapón...
Tú, tanteando, agarras lo primero que encuentras...
Y él grita: ¡¡Eso no es el tapónnn joderrr!!
¿no ves que hay dos?

En ese momento, ya solo se te ocurre una solución: Cariño, ¿por qué no nos vamos a la cama?... Pero a dormir ¿eh?

¡¡¡QUE AHORA SÍ QUE ESTOY AGOTADA!!!

sábado, 4 de septiembre de 2010

el dinero es un problema.............o no.

Quiero hablar del dinero, y seguro que me vais a decir que es un tema muy, muy muy aburrido, pues no, porque sinceramente creo que rige nuestras vidas en todos los sentidos, es tan importante que incluso al amor, esa palabra tan reverenciada en nuestro blog, puede interferir mucho, mucho.

Conozco personas de todo tipo, personas que gastan mucho, que no llegan a fin de mes, otras personas que no valoran el dinero, otras personas que no gastan porque les crea un sufrimiento infinito (digamosles "pezuñas"), personas que disfrutan muchisimo gastando su dinero y disfrutando de la vida, personas que disfrutan de la vida viendo como su cartilla va engordando (siiiiiiii, eso también es disfrutar de la vida, son diferentes formas de verlo).

Hasta que punto puede el dinero interferir en el amor, je, jej, jej,, ya me di cuenta desde muy pequeña lo claro que algunas personas tienen este tema, la clasica feilla, pelirroja, pecosa y menudita, con el comentario "yo si no me caso con un rico prefiero no casarme", creo que tendría yo unos 8 o 9 años, ya entonces pensé que era un comentario estúpido y que donde iba una chica tan "poco agraciada" con un rico, jejjejej, pues SI, se casó con un rico, con un chico riquíiiiiiiisimo, se casó ya pasada la treintena pero esa chica lo tuvo claro, muy claro, y la verdad que no dejo de sorprenderme, no lo claro que lo tenía esa chica, si no lo claro que lo tienen muchos hombres y mujeres, en lo referente al dinero, al amor por dinero, y saben conjugarlo tan bien, que lo consiguen.
Siempre he creido que en esa clase de relaciones el amor no existia, por lo menos en la parte que mira el dinero, pero ahora con la edad, he llegado a pensar que sí que existe, que es tal la conjugación de mente y economía, que simplemente en su corazón no podrían meter nada más que a personas con la cartilla muy muy pesada, así que simplemente han tenido que informar a su corazón que el respectivo andaba bien de suelto y el corazón, ale, a enamorarse, lo que siempre hemos dicho, hay muchas clases de amor..............
Yo por mi parte creo que no hubiera podido ser la pareja de una persona rica, no me gustan los convencionalismos y toda esa parafernalia que entraña estar en ese mundo de superficialidad y compostura, mi lema, ante todo naturalidad, frescura y disfrutar aunque sea con poco dinero, jejejje.
A un perro con dinero se le llama señor perro.
Del amor del dinero procede el trabajo en buscarlo y el perpetuo temor de perderlo, que como verdugo cruel hace carnicería del alma (Una frase de Fray Luis de Leon).

jueves, 2 de septiembre de 2010

DE AMOR Y AMORES III

DE AMOR Y AMORES II, acabose con ésta frase: “ estoy encantado con amar, amar y amar.
Os planteais la siguiente pregunta: ¿acaso se puede amar con esa intensidad, con esa dedicación a varias personas a la vez??, ¿las mariposas que revolotean en el estómago, son las mismas? … e infinitas mas(alguno lo ha planteado ya en algún comentario).

Enamorarse, estar enamorado y volverte a enamorar, es encontrarse en un estado psíquico... como diría, mejor sirva el ejemplo si nos referimos al estado físico (metafórico claro): sería como esa fina lluvia que te moja al caer. Pasa la nube. Pero viene otra y te vuelve a mojar… y así sucesivamente. Te encuentras con la primera nube y… te vuelve a mojar. Como el viento que sopla y se siente al pasar…

Si ya para la mayoría es imposible considerar que el amor pueda persistir en el tiempo, y que sólo algunos locos pueden creer en ello, de loquísimos es pensar, que esos síntomas se enfoquen hacia varias personas (dos, tres… por ejemplo) hablando del amor pasional. Y es que, en cuestión de amores todo vale, todo caso puede llegar a darse, si a los amantes les vale, y al dicente (a tenor de su experiencia) le ocurre, le reconforta, ayuda y necesita. Aunque tres cuartas partes pertenezcan “al retablo de la espera con ilusión”. Quizá lo mas amargo de esa espera, sea ver como sumamos años, lo que se traduce en sufrimiento, porque el tiempo vital se marchita.

Por ello, y para no sufrir, quieres alejarlo de tu vida. Buscas no amar con todo lo que da tu ser, con toda intensidad. Tratas de no soñarla, (cada sueño ese amor diferente, porque con todas sueñas y esa es otra prueba). Tratas de no recordar, de no buscar, de no encontrarte con… y sabe ¡DIOS! ¿hasta de odiar?. Pero es imposible, solo en tu pensamiento están. Te las encuentras, esperas verlas con impaciencia, ruegas porque estén bien… y de diversas maneras indicas que nunca olvidarás. Das gracias porque está a tu lado, das gracias por mantenerse “así”. Por darte la ilusión de vivir ese amor con un sentimiento tan irrepetible y a la vez noble. Y por supuesto sabes que nunca odiarás, porque cada día que pasa, amas con mayor intensidad... sabes que el tiempo vuela y te resistes a aceptarlo… y echas mas de menos.

Con la inocencia que da el amar a alguien en concreto, no me reprocho a mi mismo el estarlo de esa persona que no esta enamorada, que no corresponde... que vive ajena al sentimiento. Entiendo que no hay nada malo. Que no hay nada malo conmigo. Es simplemente, que el amor no eligió descansar en el corazón de la otra persona, o lo tiene ocupado y no le cabe nadie más, o está en ese altar y no lo sabrá. Al igual que cuando alguien está enamorado de ti, y tú no lo amas... Te sientes honrado de que el amor vino y tocó a tu puerta… pero dulcemente tienes que rechazar el regalo, porque es algo que mas tarde no puedes devolver.

En un mundo en donde la separación de los matrimonios esta a la orden del día, puede ser difícil creer que existan personas que ni siquiera el paso del tiempo o la adversidad pudieran mellar ese sentimiento. Algunos lo llaman su alma gemela, otras su otra parte, su complemento… lo realmente importante es que son el uno para el otro. No se trata de ser un esposo perfecto (o perfecta esposa), es que día a día, de lo que se trata es de ser la mejor persona para su pareja (¿Que entiendo con ser cada día la mejor persona para tu pareja?). Hasta aquí está claro que se puede entender la reflexión, cuando hablamos de dos. Pero… había empezado ésta tercera parte hablando del “multiamor”, ¿se puede dar? , cada uno somos un mundo, cada persona tiene una capacidad de aguante diferente, en cada faceta, una fuerza mental diferente, una concentración diferente… y hoy día ya no me ,sorprende casi nada. El haber visto y experimentado tantas cosas, me dice, me demuestra que todo es posible… si realmente estamos predispuestos.

De todo lo anterior nos podemos ir planteando infinidad de nuevas preguntas, como por ejemplo: ¿ pero... con todas hay sexo ?, (con lo que cansa eso) jejejejeje, la respuesta en otra entrega.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

LA PUTA HILARIA ( 2ª parte )

El que sí resultó tocado, en cuerpo y alma, fué D. Frasquito que hubo necesidad de agotar toda su existencia de sales para no sufrir un inferto, ante la posibilidad de que le birlasen tan preciada presa, en su ausencia, Eso, nunca!....
Más pomposo que nunca, vestido con sus mejores galas, apareció en la taberna, dispuesto a asestar el golpe definitivo a su conquista. Su velador, como siempre, lo esperaba vacío, deferencia del resto de los parroquianos que, de esa forma, demostraban su respeto y agradecimiento por las muchas invitaciones recibidas.
-- Hola, D. Frasquito. Cómo lo eché de menos el domingo por la tarde...
-- Pero criatura, cómo quieres que vaya al baile? No es que no me respondan las piernas y el corazón, pero no creo estuviera bien visto, dada mi edad...
-- Pues mire, le estuve esperando, pero, claro, al ver que no llegaba, no tuve más remedio que atender a otros clientes que me reclamaban.
Sabía que no podía ser de otra forma, se recriminaba D. Frasquito por su falta de confianza.
-- Bueno, Ily, no te preocupes, yo comprendo que te debes al negocio.
-- Sí, pero ya sabe que, estando usted aquí, para mí no existe otro hombre al que atender...
-- Anda, zalamera, atiende al personal que, hoy, cuando cierres, te tengo una sorpresa reservada.
-- Ay, D. Frasquito! Qué bueno es usted conmigo...
-- Bueno, Ily, aquí, en la taberna, ya sabes, para evitar comentarios y habladurías, llamamé D. Frasquito, pero, entre tú y yo, en privado, me puedes llamar Frasquito a secas...
Dicho lo cual, siguió la dama, con su contonéo habitual, moviéndose entre las mesas, entre roces y piropos de más que dudoso buen gusto, cruzando su mirada con la de Antonio, sentado al lado de la barra, con una complicidad para nada extraña.
Así discurrió la tarde, sin que el indiano se moviese de su velador, atento a cualquier movimiento de su amada. Fué llegado el momento del cierre, cuando el vetusto galán quemó toda su pólvora, al acercarse a la moza:
-- Esta noche, a eso de las once, te espero en mi casa.
-- Uy, D. Frasquito, cómo voy a ir a su casa a esas horas? No es que no lo desee con toda mi alma, pero se figura si alguien me ve? Qué sería de nuestra reputación?
-- Tranquila, niña, lo tengo todo pensado. Toma esta llave. Es la de la puertecilla que da a la parte trasera de la casa. En ese callejón oscuro, nadie te verá y, si te viere, callará por su propio interés, pues no creo que stuviera allí rezando precisamente.
La llave, como no podía ser de otra forma, voló directamente, de la mano del anciano, al "canalillo" generoso de la Ily.
Cuando el gallo cantaba, de amanecida, tan sigilosamente como había llegado, salía la moza de la mansión del indiano, con una bolsita con la que no había entrado y que, noche tras noche, llevaría consigo en su trasiego. Dentro, el pago, en forma de regalos, con que D. Frasquito obsequiaba a la hermosa Ily, por su fidelidad en el caméo, únicamente comparable a su prudencia en el trato ante extraños.
Cómo no, Antonio, el joven veterinario, al tanto de todo el tejemaneje, aprovechaba, con la excusa de servir como tapadera y disfrutaba de los favores de la tabernera que salía de la casa de D. Frasquito más arrebolada que satisfecha.
Los días y, más bien, las noches, fueron pasando, engordando la alcancía de ily, en la misma proporción que disminuía la cuenta de Frasquito, al que ya llamaba de tal guisa, tanto en público como en privado. Tampoco escondía sus escarcéos con Antonio, porque, llegado el momento, había acumulado tánta riqueza, que se podía permitir el lujo de vivir su vida sin recatos.
Con tanto trote, la salud de Frasquito se fué quebrantando; pero, era tal el empeño que tenía con su querida Ily, que no se daba cuenta de que, no solo se le escapaba la vida, si no, también, toda su hacienda, quedando reducida a la casa en que vivía y de la que pronto sería desahuciado, para hacer frente a las numerosas deudas, contraídas para calmar las exigencias que, día a día, su querida que no amada Ily, le requería.
Y ese nefasto día llegó, cómo no, en forma de mandato judicial. De nada sirvieron súplicas, llantos y amenazas; el dasahucio se debía producir al día siguiente.
Llamada que fué Ily, con urgencia, su amada, su querida, dió la callada por respuesta. El anciano, con lo puesto, hubo de ser sacado, por la fuerza, de su estancia y recluído en un manicomio.
Es hoy el día en que, despues de tantos años, todavía se oye, al pasar por el viejo hospital, gritar al loco anciano, como si de voz de ultratumba se tratara: "mecagüen la puta Hilariaaaaaaaaaaaaaa!