martes, 14 de febrero de 2012

La ciencia y el AMOR

Como dice Dora, oír hablar de la parte "científica" del enamoramiento, hace que te desengañes acerca del tan mágico y surrealista estado de imbecilidad transitoria y otras... que no quiero ni mencionar jejejeje.


De Ana Yañez. Instituto Clínico Extremeño de Sexología (Mérida).

"Ortega y Gasset dijo que el enamoramiento es “un estado de imbecilidad transitoria” y hay quien lo explica como “un rapto momentáneo de locura”. Sea cual sea nuestra definición favorita, hay algo de verdad en ambas afirmaciones: cuando una persona se rinde ante Cupido pierde la noción del tiempo, deja de prestar atención a las actividades rutinarias o tiende a “estar en las nubes”.

¿Por qué? ¿Qué es lo que hace que nos sintamos plenos, eufóricos, llenos de energía y/o nos cambie el humor de formas tan drásticas en función de cómo nos vaya? Es obvio que nuestras expectativas, roles, normas y costumbres influyen en como lo vivimos, pero el aspecto biológico de lo que nos sucede es innegable. En buena medida, es el cóctel químico de sustancias que libera nuestro cerebro enamorado lo que provoca ese tsunami emocional.

Algunas de estas sustancias actúan como estimulantes muy potentes. Es el caso de la dopamina y la norepinefrina, que, al aumentar en cantidad, provocan que focalicemos nuestra atención en el ser amado, quien se convierte en el centro de nuestro universo. Asimismo, favorecen el recuerdo de los estímulos novedosos, por lo que le vemos como algo único y especial y analizamos en todo momento los detalles de situaciones vividas juntos, por insignificantes que sean. Otras sustancias, como la serotonina, disminuyen sus niveles, propiciando el pensamiento obsesivo, lo que nos impide pensar en otra cosa que no sea él o ella.

Hay más, la estimulación provocada por este cóctel químico nos motiva a alcanzar nuestro objetivo: la persona amada. Así, si lo consideramos necesario, somos capaces de cambiar rutinas y comportamientos para agradarle. Esta motivación también nos permite seguir ante los obstáculos que puedan surgir. Es lo que se conoce como efecto Romeo y Julieta. Las emociones se intensifican al percibir la adversidad porque se dispara aún más la liberación de dopamina. Este empeño en conseguirle sucumbirá si nos damos cuenta de su imposibilidad y cuando esto ocurre aparece la tristeza y el abatimiento, y la resignación será más o menos sufrida dependiendo de las valoraciones, los recursos y la manera de afrontar de cada uno.

Afortunadamente, la fase del enamoramiento es relativamente corta y, una vez pasada, el cuerpo y la mente se recuperan. Si durara más, no tendríamos suficiente energía ni atención para funcionar en otras áreas importantes de nuestra vida como el trabajo o el cuidado de los hijos. La obsesión por el ser amado, ese analizar todo lo que hace hasta el último detalle y el hecho de que cualquier muestra de desatención genera en nosotros inseguridades, podrían incluso llegar a convertirse en celos. En definitiva, alargar esta situación y vivir “obsesionado” por la existencia de la otra persona desembocaría fácilmente en una patología.

Por ello, una vez pasada esta “locura” o “imbecilidad” transitoria, el cuerpo y la mente se recuperan (podríamos decir que es necesario para nuestra supervivencia) y, si queremos formar una unión emocional duradera, dejamos paso al complejo sentimiento del amor. Es un error creer que la pérdida de pasión y la euforia signifique que ya no queramos a la otra persona o debamos cuestionaros la relación. Hemos de tener en cuenta que los niveles de dopamina, norepinefrina y serotonina, entre otras sustancias, vuelven a sus estados normales, por lo que es lógico que disminuya el interés por el amado y que pongamos nuevamente atención en otras facetas de nuestro día a día. En el enamoramiento es fácil centrarnos en el otro, la química cerebral nos motiva a ello. Pero una vez superada esa fase, el reto consiste en no olvidar que esta pasión se ha de cultivar y trabajar, aún cuando ya no disponemos de tanta energía.

El amor, más dilatado en el tiempo, presenta diferencias en cada cultura y el modo de vivirlo y sentirlo también varía según las características de la persona. Su mayor duración se da por los afectos y el vínculo establecido con la pareja. Estos lazos pueden tener su base en la búsqueda de seguridad, la estabilidad emocional o, simplemente, por costumbre. Lo que en un principio se logró en base a unas expectativas, durará según la aportación que haga cada miembro de la pareja. Aquí juegan un importante papel el comportamiento del otro, sus atributos, nuestras necesidades, nuestro deseo, la búsqueda de compañía, la importancia social que damos a tener compañero, etc. Sea como fuere, el amor podrá surgir en todo momento en que estemos dispuestos."

¡qué maravilla! que todo se reduzca a la ciencia… jejeje, pero mira que somos tontos, y si estamos "malitos", pues toma medicina, toma ciencia y... santaspascuas.

Otro tema muy diferente, es el AMAR. ¿Que en qué consiste?????. Sencillo:

4 comentarios:

El Pinto dijo...

Nueve semanass y medias, dicen algunos que lo han medido, es el tiempo que dura ese vivir.

Lucrecia Borgia dijo...

¿El amor es ciego?...
Estudios realizados a través de una Resonancia Magnética Funcional, han permitido observar qué regiones del cerebro se activan, por ejemplo, ante la foto del ser amado. Ellos “han mostrado que el amor romántico activa dos procesos cerebrales que favorecen la "ceguera de amor".
Por un lado, las áreas que se asocian a la distancia social y a las emociones negativas, tienden a reducirse ante la observación de estímulos provenientes del ser amado. A la vez, se activan centros del placer y apego. Así, el enamoramiento parecería producir una fuerte gratificación y un "olvido" de los aspectos negativos. Ello tal vez ayude a entender por qué cuando nos enamoramos experimentamos una sensación casi "mística"...

abrazo

Unknown dijo...

hay algo de voluntad también en el enamoramiento... eso es amar... aquella capacidad de enamorarnos todos los días de alguna cosa o aspecto diferente de la persona, del ser amado.
quisisera volver a sentir esta sensación, la tengo igual a una droga... ahora que me falta siento un inmenso vacío.

Lola Fontecha dijo...

Entra muy despacio para llenar un espacio que solo el amor puede ocupar en nuestro interior... como dice el anterior comentario una droga de la que no quiero desengancharme.... Besitos