lunes, 6 de junio de 2011

El bambú japonés

Publicado en multitud de lugares (en blogs amigos, etc), pero de tal belleza que creemos tiene cabida en éste, vuestro rincón.

Que disfrutéis de la historia de:      
El bambú japonés


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad,
no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad,
este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana,
muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones
estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…

Estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente
creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito
cuando éste al fin se materialice.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...
quizá sólo estés echando raíces...

5 comentarios:

Rosa dijo...

Me gusta tu reflexión y la comparto
Un besito Rosa

Princesa115 dijo...

Hola "regalo"
Muy buena reflexión y da para pensar mucho.
Estoy de acuerdo en que la paciencia es una virtud que no todos poseemos....que para cosechar hay que sembrar y si el abono es bueno seguro que la cosecha es espléndida. Pero si en vez de mirar, mimar, abonar y dar cariño a ese árbol prestamos atención a otros, quizás ese se marchite, no tenga una cosecha tan aceptable, quizás muera porque no se le atendió.
Esta es mi aportación....me gustaría saber la tuya.
Un beso y una flor para ti "regalo"

BESANA.(Isabel/María) dijo...

Hola, que bonito lo que dices yo, no tenia ni idea de que podia tardar siete años en empezar a germinar.

Un abrazo!!
Isabel.

Adriana Alba dijo...

Felicitaciones por el blog por el post del bambù y el anterior de Cohen.

Saludos.

Nebroa dijo...

Vengo a ver(os)te después de que hayas pasado por las letras de Clarence... Todo está lleno de sincronías, hoy mismo me han contado (aunque ya la conocía) la historia del bambú, y ahora la tienes aquí mismo. Nada, que... Que a pesar de todo, la vida sigue siendo mágica, no? :)