Para que veáis lo comprometido que está el regalo con el glamour y lo fashion, hemos decidido contaros algo de nuestra vida social. No queremos que os sintáis desplazados por nuestro nivel (nivelazo diría yo) social y por lo que vais a leer, "semos mu normales".
Tan normales que lo primero que dijimos cuando comenzó el año, fue que nos íbamos a apuntar a un gimnasio para rebajar algún que otro kilete que nos sobra (mentira y gorda, nos sobran mucho mas que kiletes, pero lo dejaré así para que no se ofendan los otros dos).
Lo primero que pensamos fue irnos de compras para hacer acopio de un buen equipamiento deportivo; llegamos a un centro de deporte de elite (deca... no se qué) y comenzamos a hacer acopio de mayas, camisetas, deportivas etc... solo tuvimos un problema nuestro colega masculino del regalo no encontraba tallas, no es que esté muy gordo, solo un poco ancho de caderas jajajjaj es broma, (obesín, dice él, jajajaja, y sabeis??? presume de que da gusto dos veces: una cuando todo el mundo y otra, cuando se quita de encima. No se yooooo, con ese cuerpo serrano...).
Después de tener en nuestro poder la ropa, lo siguiente era ir a un gimnasio que se acoplara a nuestros horarios. La cosa estaba difícil la verdad, pues la única hora que teníamos disponible era de 9 a 10 de la mañana. Por vuestros lugares de residencia seguro que hay muchos, pero en nuestro lugar de residencia la cosa anda un poco escasa de gimnasios y los que encontramos no nos abrían tan pronto. Al final sin ni siquiera ir a verlo, encontramos uno que nos abría. Estábamos emocionadísimos, pensando en la cantidad de gente que nos íbamos a encontrar: cuerpos atléticos, sudorosos, jóvenes... estábamos ya afilando uñas. Nuestro colega, recatado él donde los haya, seguro pensaba en los cuerpos esculturales de las chicas, pero no nos lo dijo. A veces es bastante estrecho. Bueno, que en nuestro pensamiento habíamos cometido falta contra el noveno mandamiento, (no consentirás pensamientos ni deseos impuros) nos lo cargamos en un momento.
LLegó el día, nos dirigimos ufanos hacia el gimnasio. El compi, tan "acostumbrado a esos menesteres" hasta había olvidado quitar las etiquetas del precio. Colgaban de su nuca como crotales ovejunos, pero no se lo dijimos, es un poco presumido y quien sabe si lo hizo a propósito para presumir de indumentaria nueva.
Cuando llegamos nos pareció un poco raro que no hubiese ni un letrero que anunciara tal local, pero lo dejamos pasar. Cuando entramos aquello nos pareció mas bien un garaje, pues nada mas abrir la puerta nos dimos de bruces contra un golf del año la polca color rojo sangre... y eso fue lo que nos pasó, que la sangre se nos empezó a acelerar.
Entramos y ohhhh si que era un gimnasio, con sus aparatos y sus cosas, pequeño pero un gimnasio. Lo mejor fue la gente que allí había, tres jubilados, dos señoras y un señor cuyas edades rondaban los 80 años. Ahora, todo hay que decirlo, forma física tienen, le dan a la bici que parece que están corriendo el tour, Con deciros que una señora tiene entre ceja y ceja a mi compañera y cada vez que ésta se sube a la bici le dice la señora: "vaya velocidad que te pones, no te da vergüenza llevarla en el nivel 4????". Ésta agacha la cabeza y sigue pedaleando. Nos miramos de reojo y seguimos a lo nuestro.
La última adquisición ha sido una gimnasta nueva, que la verdad no sé para qué viene, bueno si lo sé para jodernos el día, ella es pija donde las haya, repeinada y asquerosamente delgada, ronda los 50 pero no os cuento como se mantiene. Con un estilo que te mueres, le llamamos la supermega (por pura envidia todo hay que decirlo). El compi dice que está muy bien y que el le haría un favor. ¡¡¡Claro!!! eso ya nos saca de nuestras casillas y... le damos mas deprisa a la elíptica y nos vemos reflejadas en el espejo... ella rubia, con ese cuerpo, con ese estilo. Nosotras: una morena, la otra rubia, pero de bote que se nota que es rubia de barrio. Ella se refleja en una esquinita del espejo, nosotras parecemos la mula francis y ocupamos tres cuartas partes del resto.
Con semejante panorama hemos decidido dejarlo por un tiempo. El último día en vez de ir al gym, nos enfundamos en nuestros chándales y nos fuimos a desayunar en condiciones, con nuestras cervecitas, nuestros bocatas de panceta a la brasa y después nuestro cortadito... Adelgazar no hemos adelgazado nada, pero ojo lo bien que hemos almorzado.
Sed felices amigos del regalo y comed bien cuando el cuerpo os lo pida.
BESOS
